sábado, octubre 29, 2005

González critica aspectos del Estatut pero rechaza el alarmismo de Aznar


CARMEN DEL RIEGO / JOSÉ MARÍA BRUNET . Por primera vez, el ex presidente del Gobierno Felipe González se pronunció sobre la propuesta de reforma del Estatut de Catalunya y lo hizo de manera tan crítica como serena. A González no le gustan algunos aspectos de la propuesta catalana, pero no cree que la unidad de España corra ningún peligro, por lo que reclamó responsabilidad y sosiego para evitar enfrentamientos. Lo dijo el mismo día en que José María Aznar proclamó que el Parlament ha aprobado el "Estatut de la división". Las afirmaciones del ex presidente popular se produjeron en un acto de su fundación, la FAES, que analizó las consecuencias económicas del Estatut, y en el que Aznar - junto a Mariano Rajoy, cuya posición avaló y elogió- vaticinó "deslocalizaciones, decadencia y la quiebra de la prosperidad" si se aprueba el Estatut. Por su parte, el ex presidente Felipe González lanzó una clara advertencia sobre la necesidad de hilar fino en el debate parlamentario del Estatut, porque "si se hace mal" se va a resentir la cohesión del país. González manifestó el criterio de que no existe riesgo para la unidad de España, pero sí para el buen funcionamiento de sus administraciones. "Lo que puede estar en riesgo, si se hace mal - prosiguió el ex presidente del primer gobierno socialista-, es una vertebración eficiente del espacio público que compartimos para que sean más fuertes las comunidades, que son parte, y más fuerte todo, que es el Gobierno central representando al conjunto de los españoles". González se expresó en ese sentido durante su intervención en el primer encuentro de la Fundación Atman sobre el diálogo entre culturas y civilizaciones. "La pregunta que me han hecho y he eludido hasta ahora - dijo- es si me gustaba el Estatuto. La propuesta de Estatuto no me parece buena, por tanto no me gusta, pero la considero una propuesta". González combinó, en suma, la crítica al contenido del Estatut con la conformidad de que se debata en el Congreso, precisamente por su carácter de proposición aprobada por el Parlament para su posterior discusión en las Cortes. Paralelamente, el ex presidente González lanzó un llamamiento a reconducir el debate con serenidad y a dejar de crispar a la sociedad española. "Todo el mundo va a decir que no pretende eso, que no lo intenta - afirmó-; pues bien, los líderes políticos, sobre todo los que están en activo y no los jubilados como yo, tienen una enorme responsabilidad sobre los estados de ánimo de los ciudadanos". González dijo también que "no se puede crear de ninguna manera ni siquiera un atisbo de enfrentamiento" entre las comunidades autónomas. "Eso hay que evitarlo - añadió-, hay que sosegar por tanto el debate, no descalificar, no insultar, sino dar argumentos". Por el contrario, Aznar hizo un análisis demoledor de las consecuencias de la aprobación del Estatut, por lo que se ratificó en su visión de que supone un cambio de régimen: "Es un desafío a la sociedad española, un ataque a nuestro modelo de convivencia, una ruptura de la Constitución, y un cambio de régimen político". El presidente de la FAES ve en el texto "un intento de dinamitar las reglas pactadas en 1978" y confesó asistir atónito "al primer caso de un Gobierno que trabaja a favor de la desaparición de sus competencias y de su propia razón de existir". En cuanto a las consecuencias económicas, fue más contundente: "Habrá un impacto en las cuentas de resultados de las empresas y en las cuentas corrientes de los trabajadores" por su profundo intervencionismo. La principal preocupación de Aznar es el intervencionismo del texto, que, a su juicio, sólo permite "una política económica determinada, no precisamente liberal". El ex presidente destacó sus "ecos de autarquía y sociedades cerradas", ya que es "un Estatut de la división que perjudicará gravemente a la gran mayoría de los catalanes", a los que aseguró que "coartará su libertad". Aznar rechazó de plano que se ponga como excusa del Estatut la necesidad de mejorar la financiación, porque, dijo, en el 2001, su Gobierno "aprobó la mejora más importante de la financiación de Catalunya" y lo consiguió "por consenso y sin privilegios". El ex presidente acabó su discurso con un espaldarazo a la política de Rajoy, que consideró acertada, y le agradeció que sea "el líder de la mayoría de los españoles que rechazan lo que el Gobierno está haciendo". Ylo elogió porque "es bueno que haya alguien que conserve el sentido común, el sentido histórico y el sentido del patriotismo". Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía y del PSOE, Manuel Chaves, expresó su respaldo al llamamiento de Felipe González a la calma en el debate territorial, y reclamó especialmente a los líderes del PP que sean receptivos a este tipo de mensajes. Chaves señaló que el debate sobre el Estatut "no es una carrera para ver quién defiende más y mejor a España", y pidió que un proyecto como el del Parlament pueda debatirse y tramitarse en el Congreso, "donde reside la soberanía nacional". El presidente andaluz pidió que "se midan muy bien las palabras", porque España "ni se hunde ni se fractura". Chaves dijo que "éste es un país fiable y hay que ser muy prudente y moderado en las declaraciones y en la actitud".

No hay comentarios: