Ideología significa idea lógica y en política no hay ideas lógicas, hay ideas sujetas a debate que se aceptan con un proceso deliberativo pero nunca por la evidencia de una deducción lógica ante la que allanar las facultades críticas.
Son palabras del breve prólogo que José Luís Rodríguez Zapatero al presentar el libro del ministro Jordi Sevilla, “De nuevo socialismo” (Crítica, 2002). Si algo caracteriza a la izquierda, continua Zapatero, desde sus más remotos orígenes es su rebeldía intelectual, la permanente discusión de su propio pensamiento y el rechazo de cualquier ortodoxia, sobre todo aquellas que se fundan en la tradición, el prejuicio o el poder.Interesantes, por no decir desconcertantes, las palabras del presidente Zapatero.
Me invitan a situar en su contexto las líneas centrales de su pensamiento en el que la lógica ocupa un lugar secundario. Entiendo así muchas de sus decisiones que no se rigen por la lógica sino por su intuición. Intuición que puede serle útil para gobernar en su casa o en su partido pero que pueden ser peligrosas cuando se trata de arbitrar los intereses contrapuestos de los ciudadanos, de todos ellos. El debate no es el proceso de paz con ETA iniciado con gran audacia por Zapatero. El debate es el propio Zapatero que sé hacia donde quiere ir pero no acabo de entender el camino emprendido. Parece que anda perdido pero, ¿y si llega al punto que quería llegar? Lo he hablado con colegas analistas de la política nacional. Con un joven editor de éxito y con un periodista que ha pasado varios años en Europa.
Hemos llegado a la conclusión que lo que más puede parecerse al perfil del personaje es el protagonista de la película “El Gran Salto”, de los hermanos Cohen.Les resumo la trama de la película. Norville Barnes, recién licenciado en economía, llega a Nueva York procedente de una pequeña ciudad de Indiana. Con su título bajo el brazo y muchas ilusiones se presenta en una gran empresa neoyorkina decidido a conseguir un buen empleo.
Sólo se le ofrece un puesto de trabajo como botones. Barnes cavila una idea original para producir un juguete infantil que está decidido a presentar ante el máximo ejecutivo de la empresa. Cuando se dirige al despacho del director y propietario se encuentra con la desagradable sorpresa que el presidente de la compañía decide suicidarse arrojándose desde una ventana de la planta 44 del edificio.Cunde el pánico en los mercados ya que el propietario suicidado no ha dejado testamento ni herederos. El Consejo de Administración decide un siniestro plan para hacerse con la compañía. Su estrategia consiste en nombrar a un incompetente como nuevo presidente de la empresa lo que ahuyentará a los posibles inversores, devaluará las acciones y les permitirá hacerse con la empresa.El suicidio ha creado un gran desconcierto. Barnes entra en la oficina del Consejo, botones él, y es designado máximo ejecutivo. No contaban los opíparos capitalistas que el botones presenta su idea del Hula Hoop que resulta ser un éxito sin precedentes lo que convierte al advenedizo presidente en un personaje difícil de manipular. Su éxito es su coraza.El éxito del invento revaloriza la compañía y quienes creían en su torpeza acaban rindiéndose ante los beneficios creados por el invento y comercialización nacional del Hula Hoop. Cualquier parecido con la realidad es pura ficción. Pero si en política la lógica no es importante, no sé por qué, encuentro similitudes entre Barnes y Zapatero. Perdonen las molestias y la frivolidad de la comparación. Pero es viernes por la tarde y no volveré a conectarme hasta el lunes. Que lo pasen bien.
Son palabras del breve prólogo que José Luís Rodríguez Zapatero al presentar el libro del ministro Jordi Sevilla, “De nuevo socialismo” (Crítica, 2002). Si algo caracteriza a la izquierda, continua Zapatero, desde sus más remotos orígenes es su rebeldía intelectual, la permanente discusión de su propio pensamiento y el rechazo de cualquier ortodoxia, sobre todo aquellas que se fundan en la tradición, el prejuicio o el poder.Interesantes, por no decir desconcertantes, las palabras del presidente Zapatero.
Me invitan a situar en su contexto las líneas centrales de su pensamiento en el que la lógica ocupa un lugar secundario. Entiendo así muchas de sus decisiones que no se rigen por la lógica sino por su intuición. Intuición que puede serle útil para gobernar en su casa o en su partido pero que pueden ser peligrosas cuando se trata de arbitrar los intereses contrapuestos de los ciudadanos, de todos ellos. El debate no es el proceso de paz con ETA iniciado con gran audacia por Zapatero. El debate es el propio Zapatero que sé hacia donde quiere ir pero no acabo de entender el camino emprendido. Parece que anda perdido pero, ¿y si llega al punto que quería llegar? Lo he hablado con colegas analistas de la política nacional. Con un joven editor de éxito y con un periodista que ha pasado varios años en Europa.
Hemos llegado a la conclusión que lo que más puede parecerse al perfil del personaje es el protagonista de la película “El Gran Salto”, de los hermanos Cohen.Les resumo la trama de la película. Norville Barnes, recién licenciado en economía, llega a Nueva York procedente de una pequeña ciudad de Indiana. Con su título bajo el brazo y muchas ilusiones se presenta en una gran empresa neoyorkina decidido a conseguir un buen empleo.
Sólo se le ofrece un puesto de trabajo como botones. Barnes cavila una idea original para producir un juguete infantil que está decidido a presentar ante el máximo ejecutivo de la empresa. Cuando se dirige al despacho del director y propietario se encuentra con la desagradable sorpresa que el presidente de la compañía decide suicidarse arrojándose desde una ventana de la planta 44 del edificio.Cunde el pánico en los mercados ya que el propietario suicidado no ha dejado testamento ni herederos. El Consejo de Administración decide un siniestro plan para hacerse con la compañía. Su estrategia consiste en nombrar a un incompetente como nuevo presidente de la empresa lo que ahuyentará a los posibles inversores, devaluará las acciones y les permitirá hacerse con la empresa.El suicidio ha creado un gran desconcierto. Barnes entra en la oficina del Consejo, botones él, y es designado máximo ejecutivo. No contaban los opíparos capitalistas que el botones presenta su idea del Hula Hoop que resulta ser un éxito sin precedentes lo que convierte al advenedizo presidente en un personaje difícil de manipular. Su éxito es su coraza.El éxito del invento revaloriza la compañía y quienes creían en su torpeza acaban rindiéndose ante los beneficios creados por el invento y comercialización nacional del Hula Hoop. Cualquier parecido con la realidad es pura ficción. Pero si en política la lógica no es importante, no sé por qué, encuentro similitudes entre Barnes y Zapatero. Perdonen las molestias y la frivolidad de la comparación. Pero es viernes por la tarde y no volveré a conectarme hasta el lunes. Que lo pasen bien.
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